La Verdad Sin Malicia
Santo Domingo, República Dominicana. En un país donde los desafíos de la salud mental se multiplican día tras día, el rol crucial de los psicólogos debería ser indiscutible. Sin embargo, en la República Dominicana, este día nacional del psicólogo sirve como un recordatorio sombrío de la desconexión entre la necesidad y la acción.
Con aproximadamente 60,000 psicólogos en todo el país, la realidad es desgarradora: la mayoría de ellos están desempleados. Este hecho es más que una estadística, es una tragedia nacional. En un momento en que la salud mental se ha convertido en una prioridad global, la falta de oportunidades para estos profesionales significa que la ayuda que podrían brindar queda desperdiciada.
Hospitales, escuelas y otras instituciones del Estado están clamando por recursos en materia de salud mental. La demanda es evidente: la juventud dominicana se enfrenta a desafíos monumentales, desde la depresión y la ansiedad hasta la adicción y el suicidio. Sin embargo, la respuesta del Estado ha sido, en el mejor de los casos, insuficiente.
Mientras tanto, la juventud dominicana se pierde en las calles, atrapada en un ciclo de desesperanza y desamparo. Parece que nadie está dispuesto a alzar la voz por ellos, a ofrecerles una mano amiga para guiarlos a través de las oscuras aguas de la desesperación.
Este Día Nacional del Psicólogo debería ser un llamado de atención para todos nosotros. Es hora de que el Estado Dominicano tome medidas concretas para apoyar a estos profesionales y para garantizar que la salud mental sea una prioridad nacional. No podemos permitirnos seguir perdiendo vidas y potencial humano por la falta de acción.
Es hora de que la República Dominicana se levante y reconozca el valor incalculable de la salud mental. Es hora de que cada psicólogo desempeñe su papel en la construcción de un futuro más saludable y más esperanzador para todos los dominicanos, pero esto no será posible si el Estado no cumple con su parte tal y como lo mandan las leyes y la Constitución dominicana.
